CÁNCER DE PRÓSTATA

Es el crecimiento exponencial y descontrolado de las células de la próstata, que puede comenzar causando dificultades para orinar, sangrado o síntomas asociados a una enfermedad más extendida. Cuando no se trata se esparce al resto del cuerpo, pero si se detecta y trata a tiempo es controlable e incluso curable en fases tempranas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que   1 de cada 6 hombres tendrá cáncer de próstata  en algún momento de su vida, el reto consiste en identificar el tratamiento óptimo según la severidad de la enfermedad – en México, el cáncer de próstata es más letal incluso que otros tumores como el cáncer de mama.

4 de cada 10 hombres, que acuden al Instituto Nacional de Cancerología (INCan) por diagnóstico de cáncer de próstata presentan enfermedad avanzada; lo cuál es alarmante en comparación con lo registrado en países desarrollados donde sólo 5 de cada 100 son metástasicos al momento del diagnóstico.

El diagnóstico oportuno de cáncer de próstata disminuye el gasto económico para el paciente, su familia y el estado, porque cuesta 10 veces más tratar un cáncer metastásico – a veces sin éxito – que curar un cáncer en la etapa localizada.

FACTORES DE RIESGO

Los tres principales factores de riesgo son: la edad, los antecedentes familiares y la raza.

EDAD
ANTECEDENTES FAMILIARES
RAZA

Los mayores de 50 años, con familiares que ya tuvieron cáncer de próstata o con ascendencia africana son más propensos a este tumor que el resto de la población.

Otros factores asociados son la obesidad y sobrepeso, el tabaquismo, los malos hábitos alimenticios (sobre todo dietas ricas en grasas saturadas y pobres en antioxidantes), el sedentarismo y la prostatitis crónica.

SÍNTOMAS

Los síntomas pueden ser muy inespecíficos y van desde casos asintomáticos hasta dificultad para orinar, aumento en la frecuencia, orinar por las noches hasta síntomas más severos como sangrado en la orina y retención urinaria.

En hombres asintomáticos: sólo las revisiones periódicas pueden prevenir daños mayores a la salud. 

El cáncer de próstata no es una sentencia de muerte sino una enfermedad tratable cuando se detecta a tiempo.

DETECCIÓN DE CÁNCER

El primer control lo proporciona la visita clínica con exploración rectal digital, que el médico realiza insertando un dedo en el recto para palpar la próstata y evaluar su consistencia, tamaño y posible presencia de nodulaciones sospechosas.

Prueba APE: la Prueba de Antígeno Prostático Específico ayuda para detectar el cáncer de próstata. El procedimiento consiste solo en extraer un poco de sangre para su análisis en laboratorio.

Aún si la prueba APE es positiva no necesariamente indica que la causa sea un cáncer de próstata. Se requiere una biopsia posterior para confirmar la presencia de esta enfermedad.

Mediante el uso de ondas sonoras generadas por una sonda colocada en el recto se crea una imagen de la próstata en blanco y negro.

La biopsia (transrectal o transperineal) se realiza bajo anestesia local: se toman muestras de tejido prostático para verificar su composición y en el caso de evidencia de células tumorales  determinar su agresividad.

Mediante el uso de ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radioactivas se obtienen imágenes de la glándula, sus alteraciones y el resto del cuerpo. Algunos de estos estudios son: tomografía, resonancia magnética y estudios de PET.

PERFILES DE CÁNCER DE PRÓSTATA

A grandes rasgos, el cáncer de próstata tiene tres fases: localizado, regional y metastásico.

TRATAMIENTO

Un tumor de prostata puede tratarse desde diferentes enfoques dependiendo la etapa de la enfermedad. 

En etapas iniciales los tratamientos utilizados tienen una intención curativa, consisten en cirugía y radioterapia.

La cirugía, que es la prostatectomía radical, se puede realizar de manera tradicional (la llamada cirugía “abierta”), mediante laparoscopia y más recientemente con cirugía robótica.

La radioterapia también puede usarse con intención paliativa.

Una terapia innovadora disponible en el INCan es la medicina nuclear. Por medio de administración de isótopos como el radio 223, y el lutecio 177,  especialmente para pacientes con enfermedad ósea extensa y en ausencia de lesiones viscerales.

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