La próstata es una glándula pequeña dentro de la pelvis y su función principal es producir una parte del líquido seminal que se libera durante la eyaculación. Se encuentra debajo de la vejiga y frente al recto. 

La próstata rodea la uretra, el canal que transporta la orina: por esta razón, cuando hay un agrandamiento, la micción puede volverse difícil, dolorosa e incompleta y esto puede indicar enfermedad. Otro síntoma es la presencia de sangre en el fluido seminal u orina. También hay casos asintomáticos.

Las enfermedades que afectan la próstata se pueden dividir en tres grandes familias: hiperplasia prostática, prostatitis y el cáncer de próstata.

Al igual que otros cánceres, los casos de cáncer de próstata aumentan a medida que avanza la edad. Los tres principales factores de riesgo son: edad, antecedentes familiares y la raza.

El cáncer de próstata es el crecimiento descontrolado de las células que la componen y que pueden extenderse primero a los ganglios linfáticos cercanos y luego a todo el cuerpo, dando diferentes tipos de metástasis.  

Alimentación
Se ha demostrado que una dieta rica en vegetales frescos y baja en grasas animales (grasas saturadas) está relacionada con una disminución en el riesgo de cáncer.  También se ha sugerido que algunos micronutrientes juegan un papel protector, como las vitaminas y las sales minerales (licopeno, vitamina A y retinoides, vitaminas D y E, derivados de soja y té verde).

Detección temprana y diagnóstico oportuno

Exploración rectal: El primer control lo proporciona la visita clínica con exploración rectal digital, que el médico realiza insertando un dedo en el recto para palpar la próstata y evaluar su consistencia, tamaño y posible presencia de nodulaciones sospechosas.

Prueba APE (Antígeno Prostático Específico): Es una prueba de sangre que indica presencia de ciertas proteínas en la sangre. En muchos casos, el aumento del APE es atribuible a otras enfermedades no siempre es indicador de cáncer de próstata.

Ecografía transrectal: Mediante el uso de ondas sonoras generadas por una sonda colocada en el recto se crea una imagen de la próstata en blanco y negro. Este estudio permite tomar la biopsia.

Biopsia: La biopsia (transrectal o transperineal) se realiza bajo anestesia local: se toman muestras de tejido prostático para verificar su composición y en el caso de evidencia de células tumorales poder determinar su agresividad.

Otros estudios de imagen: Mediante el uso de ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radioactivas se obtienen imágenes de la glándula, sus alteraciones y el resto del cuerpo. Algunos de estos estudios son: tomografía, resonancia magnética y estudios de PET.

Un tumor de prostata puede tratarse desde diferentes enfoques dependiendo la etapa de la enfermedad. 

En etapas iniciales los tratamientos utilizados tienen una intención curativa, consisten en cirugía y radioterapia.

La cirugía, que es la prostatectomía radical, se puede realizar de manera tradicional (la llamada cirugía "abierta"), mediante laparoscopia y más recientemente con cirugía robótica.

La radioterapia también puede usarse con intención paliativa.

Una terapia innovadora disponible en el INCan es la medicina nuclear. Por medio de administración de isótopos como el radio 223, y el lutecio  177,  especialmente para pacientes con enfermedad ósea extensa y en ausencia de lesiones viscerales.

El diagnóstico de cáncer de próstata conlleva una serie de posibles dificultades emocionales vinculadas, por un lado, a la elección de tratamientos y, por otro lado, al manejo de las consecuencias que algunos de ellos determinan en términos de percepción corporal, de la autoimagen, de la vida social y relacional.

¿Cómo lidiar con las posibles consecuencias de los tratamientos?

Las principales complicaciones de los tratamientos utilizados para tratar el cáncer de próstata son los problemas sexuales y la pérdida de continencia urinaria.

El miedo a perder orina, o tener que usar un catéter, puede hacer que la vida sexual y las relaciones interpersonales sean problemáticas. También en este caso, el equipo de atención puede ayudar al paciente a identificar las estrategias más útiles para enfrentar el síntoma (por ejemplo, reeducación de los músculos pélvicos, gimnasia de la vejiga, administración de fármacos anticolinérgicos) que lo motive a mantener su vida social, en contra de pérdida sufrida.

La comunicación con la pareja, naturalmente, juega un papel fundamental con respecto a la integración de estos cambios en la vida de la pareja. Si la situación de la enfermedad y / o la existencia de problemas relacionales previos dificultan un intercambio real en las interacciones entre las parejas, la intervención del psicólogo puede representar un posible recurso.

La posibilidad de recibir información correcta y comprensible sobre la enfermedad, y de tener una comparación clara y abierta con el equipo de atención sobre los "costos" y los beneficios de los tratamientos indicados para cada caso individual, representa el requisito previo esencial para una elección consciente, y sienta las bases para un manejo adecuado de los aspectos psicológicos relacionados con las terapias: cuando uno sabe a qué puede dirigirse, puede prepararse para enfrentarlo.